COMENTARIO PARA LA OCASIÓN
Fue como sigue: días de ensayos, preparando
el evento. El precioso ciprés estimulaba nuestra imaginación,
el espacio recoleto que guardaba su la memoria de un tiempo remoto...
que por nuestra presencia regresaba de algún modo. Imaginación
misteriosa que ritualizaba aquellos momentos y nos emocionaba, inevitablemente
ligados al contenido de aquellas palabras, aquellos versos enigmáticos.
LLegamos con una hora de antelación,
dejándonos impregnar por toda estas ideas que vengo expresando,
por la vegetación y la pequeña plazoleta, el vetusto árbol
y una alígera figura imaginada a sus pies, meditativa y serena.
Mercedes "calentaba" su magnífico chelo barroco, produciendo
un sonido tan bello y enigmático quizás como el lugar
donde estábamos. Yo estaba ciertamente algo inquieto, ensayando
ritmos y calentando la voz. Todo parecía propicio para un acto
singular lleno de respeto y emoción.
Hasta que llegó la comitiva, con el alcalde
a la cabeza, y un extenso séquito de periodistas, cameramas,
fotógrafos de prensa... y el equipo de gobierno municipal...
y una parte de la oposición....
Patético? No sé si sería
la palabra más adecuada que pudiera definir ese momento. El alcalde
nada más poner el pie en la pequeña glorieta, a pesar
de la magnífica música que allí se estaba interpretando,
sin solución de continuidad se fue hacia Mercedes, e interrumpiendo
la pequeña pieza de Bach fue a estrecharle la mano. Dio un leve
giro a la izquierda, separó las piernas y ...se dispuso a la sesión fotográfica,
mientras que girando la cabeza le pidió a Mercedes continuar
con la pieza, que no se fuera de allí. Oh, sorpresa inenarrable
en el rostro de nuestro guía consistorial cuando me vió
llegar... ¿de qué iba aquello? Yo que en una rápida
intuición adiviné el panorama, puse la directa... (tenía
instrucciones precisas de escribir algo para la ocasión... y
por tanto, contaaarlooo (?)). Como cuando subes a escena y te das cuenta de que has escogido justo el repertorio equivocado porque en el patio de butacas... sólo hay niños! quién te dijo que allí podías hacer poesía simbolista??? Ah, claro, la publicidad se repartió sólo en los coles... y tú sin saberlo!!!... por ejemplo...
A pesar de todo nos quedamos con lo más
agradable de la experiencia: el tiempo de preparación, y aquellos
minutos mágicos en que Mercedes y yo estuvimos sólos en
la glorieta bajo el ciprés centenario.
PD: Lola Ruiz fue la única persona que vino a felicitarnos...